PRIVACIDAD EN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACION
El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y su incorporación en casi todas las áreas de la sociedad han sido de mucho beneficio; pero desafortunadamente también han traído consigo una serie de comportamientos ilícitos, los cuales son considerados delitos informáticos.
Décadas atrás era difícil imaginar los adelantos que tenemos en la actualidad. En ese entonces las leyes no consideraron algunos asuntos que en la actualidad cobran relevancia como es la privacidad en la sociedad de la información.
Muchas de las nuevas tecnologías facilitan y hacen más eficientes los trabajos y como consecuencia una mejor calidad de vida tanto personal como social, pero también ha abierto las puertas a nuevas formas de ataque a los derechos personales e intereses sociales.
Un ejemplo muy común en la actualidad es el robo de identidad. Los inconvenientes personales pueden llegar al punto que el delincuente utilice la identidad de otro, cometa delitos y fechorías con ésta, cargando con la responsabilidad el inocente, quien desconoce que fue robada su identidad así como que han ejecutado crímenes en su nombre. Triste resulta ser citado o hasta arrestado por faltas cometidas por otro y más difícil aún, lograr demostrar en esos instantes que uno no es el imputado.
Otra situación encontrada es la psicosis social desencadenada tras los actos terroristas de Nueva York, Madrid y Londres que sirvió a los legisladores de justificación para aprobar ciertas normas cuestionables. En el caso norteamericano, pocas horas después de los atentados de 2001, el FBI comenzó a solicitar a los proveedores de acceso a Internet, servicios web y mensajería electrónica que instalasen el sistema Carnivore de espionaje de la Red, llamado también DCS 1000, idóneo para intervenir las líneas de comunicación.
En cuanto a los seguimientos y obtención de datos por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado, es preciso hacer notar que debe existir un equilibrio entre los derechos individuales y los intereses generales, y para ello es necesario que los datos sean obtenidos y procesados legítimamente, con fines específicos previamente establecidos y asegurando la proporcionalidad entre medios utilizados y los objetivos que pretendemos alcanzar. No podemos ignorar que para perseguir a "posibles terroristas" se procesan datos (viajes, finanzas, telecomunicaciones, etc.) que afectan a otras muchas personas inocentes; si se permitiera que el control y seguimiento fuera previo a cualquier control judicial que pudiera velar por la legitimidad, nuestra vida privada sería una quimera.
No son los grandes sistemas de información los que afectan la seguridad personal o de las empresas, sino la manipulación o el consentimiento de ellos, por parte de individuos poco conscientes e irresponsables de los datos que dichos sistemas contienen, por lo tanto, es necesario contar con leyes que penalicen a todas aquellas personas que empleen técnicas de hackeo para fines lucrativos o destructivos. Es vital tener presente que el eslabón más débil en la cadena de seguridad es el factor humano; la mejor herramienta de un hacker es la ingeniería social, de ahí que la preparación del personal es un factor esencial en la elaboración de cualquier esquema de seguridad informática.
Así como hace sesenta años no imaginábamos lo que sería la tecnología en la actualidad, tampoco imaginamos que será en años futuros; lo único que es claro es que entre más avance la tecnología más problemas se estarán generando hasta llegar al punto en que no existan valores en la sociedad, generando más atropellos y estaremos muy lejos de un estilo de vida de paz, armonía y progreso.